Despidámonos del
estado del bienestar
- JESÚS LÓPEZ SANTOS. 15.10.2011
Soy un estudiante de ADE que cursa la asignatura de Macroeconomía en la Universitat de Barcelona, y cuánto más la entiendo menos entiendo de política. Hay dos modelos teóricos muy diferenciados sobre política económica: Keynesianismo y Neoclasicismo. Los primeros optan (simplificando la explicación) por aumentar el gasto público con el objetivo de aumentar la producción del país (y por tanto, el PIB). Los segundos defienden que para que la producción aumente hay que liberar los mercados y no intervenir en ellos. Ambos persiguen la misma meta, pero recorriendo diferentes caminos.
Cuando logro entenderlo y lo
traslado al mundo real, es cuando aparecen los problemas. Al principio de la recesión económica, en 2009, el gobierno aprobó una serie de medidas keynesianas. El Plan 2000E regaló millones de euros (que en gran parte fueron a parar aempresas que no producen en España). Otro ejemplo fue la inversión en obra públicainnecesaria, sólo por dar trabajo y salvar el sector de la construcción (pilar de la economía española durante años), que recuerdo que consistió en levantar diferentes calles de las ciudades para volver a dejarlas como estaban.
En 2011, con el riesgo soberano por las nubes y mirando de reojo a Grecia (entre otros), parece que impera el pensamiento neoclásico. Se recorta en sanidad, se recorta en ayudas a las familias, en educación, en pensiones… Se habla de privatizar los principales aeropuertos del país, diversos hospitales y un largo etcétera. Nada parece salvarse del tijeretazo.
La conclusión es sencilla: ¿Por qué se derrocharon millones al principio de la recesión y ahora se está recortando gastos como nunca? ¿Nadie vio lo que nos venía encima? Si un país se endeuda como lo ha hecho España sabe que luego tendrá que apretarse el cinturón. ¿No sería más coherente no derrochar cuando no se tiene para luego no tener que recortar? Pan para hoy, hambre para mañana. Despidámonos del estado de bienestar.
FUENTE:20 MINUTOS
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