"Excavar una pirámide es el sueño de todo arqueólogo", dijo Sarah Parcak, líder del pionero estudio, quien dice estar sorprendida por lo mucho que ella y su equipo han descubierto.
"Estuvimos realizando esta investigación de manera intensa durante más de un año. Pude ver los datos mientras surgían. Sin embargo, me sorprendí cuando fui capaz de ver desde afuera todo lo que habíamos encontrado. No podía creerlo", aseguró.
El equipo analizó las imágenes de los satélites en órbita que se encontraban a 700 kilómetros por encima de la tierra, equipados con cámaras muy poderosas, capaces de identificar objetos de menos de un metro de diámetro en la superficie de la tierra.
Todo gracias a infrarrojos superpotentes capaces de identificar distintos tipos de materiales bajo tierra.