El teletransporte cuántico (1992)
La construcción de un ingenio que nos lleve de un lado a otro del Universo a la velocidad de la luz, como ocurre en Star Trek, está aún muy lejos de hacerse realidad, pero el teletransporte ya es posible en el mundo cuántico, ese universo extraño que rige el comportamiento de lo diminuto, las moléculas y los átomos y en el que es posible que ocurran cosas tan mágicas como estar en dos sitios a la vez, explica el portal ABC.
En 1993, un equipo de científicos calculó por primera vez que el teletransporte podría funcionar. Desde entonces, los físicos teóricos demostraron que las conexiones intensas generadas entre las partículas pueden ser la clave para el teletransporte de información, señala. Este entrelazamiento implica que un par de partículas cuánticas, por ejemplo dos electrones o dos protones, están intrínsicamente unidos y conservan una sincronización independientemente de si están juntas o en lados opuestos de la galaxia. A través de esta conexión, bits cuánticos (qubits) pueden ser enviados de un lugar a otro. En 2012, un equipo internacional de científicos logró teletransportar fotones a través de 143 kilómetros de distancia, rompiendo todos los registros anteriores.
Además, un grupo de físicos israelíes anunció que consiguió entrelazar dos fotones que nunca habían coincidido en el tiempo, esto es, que existieron en momentos diferentes.
Estos experimentos pueden dar lugar a los esperados ordenadores cuánticos, mucho más veloces y potentes que los actuales y sin duda, tendrán un papel protagonista en el futuro, según los expertos.
Aceleración de la expansión del Universo (1997)
En la década de los 20 del pasado siglo, el astrónomo Edwin Powell Hubble confirmaba que el Universo no ha dejado de crecer desde el momento mismo en que surgió, a partir de la gran explosión -el Big Bang- hace 13.800 millones de años, según los últimos datos más precisos. En los 90, se descubrió que esa expansión, además, se está acelerando y es cada vez más rápida a medida que pasa el tiempo, señala el portal ABC.
Lo que causa esta expansión fue denominada energía oscura, un tipo de energía de la que apenas sabemos. Junto a la materia oscura, completamente diferente a la materia ordinaria que todos conocemos, conforman el 96 por ciento de la masa total del Universo. Sólo el 4 por ciento está hecho de materia ordinaria, la que forma todos los planetas, estrellas y galaxias que podemos ver.
El descubrimiento de la expansión acelerada del Universo sacudió las bases de la cosmología observacional y supuso un gran avance en la comprensión de la evolución y el destino final del cosmos, al constatar que está dominado por energía, no por materia, y que además esta energía es oscura.
La creación del primer condensado de Bose-Einstein (1995)
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BOSE Y EINSTEIN |
Sólido, líquido y gaseoso, estos son los tres estados de la materia que son conocidos por la mayoría de las personas. Pero existe un cuarto: el plasma y un quinto aún menos conocido: el Condensado de Bose-Einstein (CBE).
El CBE se trata de un estado de la materia que se produce a temperaturas que se aproximan al cero absoluto. Los átomos se fusionan a baja energía, y comienzan a comportarse como ondas y no como partículas.
Es decir que se produce cuando las partículas denominadas bosones pierden sus características individuales para colapsar en un único estado colectivo en el que los efectos cuánticos se manifiestan en una escala macroscópica. Esta condensación fue predicha por Satyendra Nath Bose y Albert Einstein en la década de los 20 del pasado siglo.
Se trata también de la materia más fría que se conoce. Varios experimentos de laboratorio consiguieron formar el CBE a temperaturas de apenas media milmillonésima de grado por encima del cero absoluto, es la temperatura más baja posible del Universo (-273 grados) y a la que cesa la actividad atómica.
A su descubrimiento se le auguran varias aplicaciones: instrumentos de medición y relojes atómicos más exactos, y la capacidad de almacenar información en las futuras computadoras cuánticas, señala la BBC.
Su creación en laboratorio reforzó las teorías cuánticas fundamentales desarrolladas por el Premio Nobel de Física Enrico Fermi sobre el comportamiento y la interacción de los electrones.
La prueba de que los neutrinos tienen masa (1998)
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SALA DONDE SE DETECTAN NEUTRINOS |
Durante mucho tiempo se creyó que los neutrinos, unas misteriosas partículas subatómicas, no tenían masa. Sin embargo, investigaciones posteriores demostraron que se transforman alternativamente, lo que sólo es posible si tienen masa, aunque muy pequeña, menos de una milmillonésima de la masa de un átomo de hidrógeno. Este hallazgo obligó a revisar la teoría de las partículas elementales y fuerzas fundamentales de toda la materia –y su relación con la cosmología y la astrofísica-.
La masa de los neutrinos es tan ligera que pasan sin problemas a través de planetas enteros sin ser interferidos ni siquiera por uno de sus átomos. Así, miles de millones de minúsculos neutrinos nos atraviesan cada segundo, sin tocar nada ni dejar rastro. Tampoco tienen carga eléctrica, por lo que los neutrinos no están sujetos a alteraciones magnéticas de ninguna clase y no son alterados por la fuerza de la gravedad. Se mueven libremente en cualquier clase de ambiente y condición. Pero son esenciales en todos los átomos que existen y tienen la clave para entender lo que hace funcionar al Sol.
El bosón de Higgs (2012)
Los físicos Peter Higgs, François Englert y Robert Brout (los dos primeros premiados este año con el Nobel de Física) postularon en 1964 la existencia de un bosón popularmente conocido como el de Higgs o "la partícula de Dios", responsable de dar masa a todas las demás. Es decir, que esta partícula elemental fue propuesta para explicar la razón de la existencia de masa en las partículas elementales.
Entonces comenzó una larga y costosa "cacería" con muchas sospechas pero sin resultados hasta que por fin, en julio de 2012, los físicos de CMS y ATLAS, los dos mayores experimentos del Gran Colisionador de Hadrones (LHC), ubicado en la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN), cerca de Ginebra, en Suiza, confirmaban que, en efecto, habían dado con la escurridiza partícula.
El hallazgo reafirma el Modelo Estándar de la Física, la teoría que engloba todos nuestros conocimientos sobre el mundo subatómico, haciendo posible que el Universo sea tal y como lo conocemos. Pero lo que el bosón de Higgs puede revelarnos aún es un misterio.
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