Si así fuera, la teoría especial de la Relatividad, uno de los pilares de la Física moderna, se tambalearía sin remedio, aunque el director general del CERN, Rolf Heuer, ha querido dejar claro que este descubrimiento no supone que la teoría de Einstein sea errónea porque pueden existir diferentes interpretaciones sobre el hallazgo.
Pero veamos por qué. Según la relatividad especial no es posible transmitir en el vacío información alguna a más velocidad que la de la luz. Y eso implica que nada que sea materialo que tenga masa, por pequeña que sea, puede superar ese límite. Esa es, por lo menos hasta ahora, una verdad absoluta e indiscutible, la base sobre la que se construyen todas las demás teorías.
Una verdad, por cierto, comprobada una y mil veces y cuyas predicciones se cumplen, en la Naturaleza, a rajatabla. Si la relatividad estuviera equivocada, por ejemplo, la red de satélites GPS daría posiciones equivocadas, con muchos km. de error. Lo que derivaría en un auténtico caos en la navegación aérea y marítima. Algo que, evidentemente, no ocurre. Y tampoco habríamos sido capaces de colocar vehículos robotizados sobre puntos concretos de la superficie de Marte, ni de enviar sondas espaciales al encuentro de asteroides en movimiento. Hitos que que, evidentemente, sí que hemos conseguido, con éxito y sin errores de consideración.
Por no hablar, también, de que superar la velocidad de la luz equivaldría a una «rotura» del tejido espaciotemporal que sustenta el Universo, y nos llevaría a posibilidad de realizar, por lo menos en teoría, viajes al pasado. En un Universo así, no existiría el principio de causalidad, es decir, que podríamos ver los efectos de un fenómeno cualquiera antes de que se produjeran sus causas. Por ejemplo, el brillo de una supernova antes de que la estrella que la origina explote.
Las supernovas, emisores de neutrinos
Los nuevos resultados contradicen mediciones anteriores de la velocidad de los neutrinos basadas en la explosión de supernovas, como la 1987A. Las supernovas, igual que el Sol, son potentes emisores de neutrinos. Pero en el caso de 1987A los neutrinos llegaron prácticamente al mismo tiempo (tres horas antes) que los rayos de luz, lo cual es compatible con lo que sabemos de las supernovas. Si aplicáramos a esos neutrinos la velocidad observada ahora, habrían tenido que llegar cinco años antes de la explosión.
Por otra parte, en 2007 otro equipo de físicos norteamericanos realizó una medición parecida a la del CERN. Pero fue rápidamente descartada porque el margen de error del experimento era superior a la diferencia de velocidad encontrada a favor de los neutrinos, lo que invalidó los resultados. Las mediciones del CERN, sin embargo, son varias decenas de veces más precisas que aquellas, y no resultan tan fáciles de descartar.
El error, según los propios autores de la medición, podría estar también en la forma de medir el momento exacto en que los neutrinos salieron de los instrumentos del CERN para emprender su viaje hacia Italia. Cuando se trabaja con márgenes de tiempo tan pequeños (del orden de las milmillonésimas de segundo), cualquier cosa es importante.
Y luego existe una tercera posibilidad: Y es la de que, a pesar de todo, las medidas sean correctas. Algunas teorías apuntan a la existencia de otras dimensiones físicas que permanecen ocultas a escala macroscópica, pero que sí se manifiestan en el mundo subatómico junto a las cuatro habituales (tres espaciales y una temporal). Es posible que la extraordinaria velocidad de los neutrinos se deba a su paso por estas dimensiones «extra», a través de una especie de túneles dimensionales que reducirían, en la práctica, la distancia a recorrer. Es decir, que en ningún momento tuvieron que viajar a mayor velocidad que la de la luz para llegar más rápido que ella a su destino.
En resumen, cualquier cosa es preferible a reconocer, a las primeras de cambio, que la relatividad no funciona y que no existe ese límite de velocidad universal. Se abre ahora un periodo de profundas reflexiones y de intenso trabajo. Centenares de físicos en todo el mundo estudiarán en las próximas semanas, meses, o quizá años, el nuevo escenario. Y hallarán una explicación. Puede que al final el error aparezca y el elaborado edificio de la Física moderna siga en pie. O puede que no, y que este sea el día de un nuevo principio para una importante rama de la Ciencia. Sea cual sea el resultado, habremos avanzado en el camino de la comprensión del Universo que nos rodea y en el que nos ha tocado vivir. Sólo el tiempo lo dirá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario